Muchas veces el problema viene de raíz, yo siempre digo a mis alumnos que la pirámide hay que fortalecerla desde el principio, no podemos pretender llegar a la cima sin haber fijado bien el suelo. La técnica es la clave; podemos decir que ella son los cimientos que soportarán nuestra pirámide, pero…¿Como podemos lograr disponer de una buena técnica? Pues bien, aquí entraría en juego el entrenamiento en seco, que lo podríamos definir como la “actividad práctica que se realiza de manera repetitiva con un arma para mejorar su uso y manejo sin aplicar fuego real”. Dentro del entrenamiento en seco hay multitud de aspectos técnicos que un tirador debería dominar, entre ellos el desenfunde, toma de miras, control de disparador, el encare, cambios de cargador, utilización de la mano fuerte y mano débil, llegadas, tiro en movimiento, posiciones forzadas de tiro (tumbado, rodillas, tras parapeto), etc. El hecho de realizar todas estas actividades dentro de nuestro entrenamiento no implica necesariamente hacerlo de forma correcta. De hecho, existe un gran riesgo de contraer vicios que nos llevan a perfeccionar errores, lo cual a la larga es perjudicial, ya que los vicios mal adquiridos son muy difíciles de llegar corregir a posteriori. Por poner un ejemplo: escoltas, policías y militares a los que se les instruyó en los años 80 en la posición weaver hoy son incapaces de disparar en isosceles de manera natural, lo cual es un gran handicap. Por eso es tan importante realizar cada uno de estos aspectos del entrenamiento en seco de forma correcta. Existen a la venta videos didácticos o cursos de entrenamiento como los que nosotros impartimos desde hace varios años, que nos ayudaran a saber qué y cómo debemos entrenar para mejorar, además de corregir esos pequeños errores que muchas veces somos incapaces de ver por nosotros mismos.

Dentro del entrenamiento en seco, uno de los aspectos más importantes es el desenfunde. La gente está muy equivocada al no darle importancia, muchos creen que el desenfunde se limita al simple acto de extraer el arma de la funda, y que entrenar para intentar ganar 0,5 segundos en el primer disparo no merece la pena. Sin embargo, el quid de la cuestión no está ahí, el desenfunde se practica para mejorar el encare y la adquisición de las miras, lo que es importantísimo, ya que cada vez que disparamos a un blanco, lo estamos encarando; sólo hay que imaginarse la cantidad de posiciones que puede disponer cualquier ejercicio. Yo personalmente dedico un 80% de mi entrenamiento en seco a desenfundar y encarar desde diferentes posiciones, lo que me aporta rapidez en el desenfunde y a la vez una rápida adquisición de las miras.

Por mucho que evolucionemos como tiradores no debemos olvidar seguir alimentando los cimientos de nuestra pirámide, hay que tener en cuenta que de nada servirá dominar el resto de factores si no continuamos entrenando los diferentes ejercicios.

El entrenamiento en seco debe ser “la biblia” del tirador. Mediante su práctica se puede llegar a unos niveles técnicos muy altos. Es una práctica que podemos hacer de manera habitual, no es necesario ir al campo de tiro para realizarla, solo es necesario disponer de 15 o 20 minutos al día para ponerse el cinturón, colocar el arma en la funda y trabajar en casa.

Al igual que en el terreno deportivo, a nivel institucional se debería hacer mas incapié en instaurar este tipo de entrenamiento entre nuestros agentes. A parte de reducir costes y practicar el manejo seguro del arma, se aumentarían las horas de entrenamiento logrando así profesionales más preparados. El trabajo en seco ayuda asimilar conceptos, la falta de costumbre y habitualidad en el manejo del arma pueden suponer un riesgo real para el profesional y para el resto de ciudadanos.